lunes, 14 de julio de 2014

obituario.


Nos han enseñado a esperar,
a abrir las manos y dar las gracias por tener ojos y hambre,
pero no queda ni un gramo de belleza en el plato 
y seguimos ávidos de entrañas.

En otro lugar saben y caminan,
marchan al ritmo de las avenidas amplias
y las 
        bocas abiertas.

Nunca han visto romperse las palabras, los huesos,  
los atardeceres sangrando en la puerta de cualquier hospital cerrado.

Así que gastamos el tiempo entre 
estaciones abarrotadas y vagones vacíos, 
marchando al ritmo de las calles enfermas 
y las 
         arterias obstruídas.

Y queda la sensación constante 
de haber perdido algo que habíamos encontrado 
perdido por otros...

El quizá que miente caminos
y lleva hasta las paredes llenas de o b i t u a r i o s .

Y te suenan los nombres.

Siempre te suenan los nombres...